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The Texas Fandango, Fredericksburg, USA

The Texas Fandango, Fredericksburg, USA

Baila el Fandango de Tejas

Cuando el Cherokee Chapter de la AMCA (Antique Motorcycle Club of America) golpea los tambores llamando al Texas Fandango de este año, todas las motos vintage son convocadas al baile con un pequeño detalle: han de tener 35 años o más.

El baile consistía en ir

al recinto ferial de Gillespie, como el año pasado. El lugar está localizado en Fredericksburg, más conocida por sus subastas de ganado, carreras de caballos, rodeos y actividades similares que describen la cultura del ocio rural tejano. Este fin de semana fueron los ponis de dos ruedas los que se movieron por la pista en lugar de los de cuatro patas.

Unas 70 motos estaban aparcadas

en su área, compitiendo por los numerosos premios. La sala de exhibición estaba llena con unas cuarenta clásicas, esperando el severo veredicto de la AMCA. Los jueces, silenciosamente metidos en sus asuntos, no conocen la piedad cuando encuentran la mínima desviación de la estricta serie.

El mercadillo Fandango estaba

en el meollo fuera de la pista. Entre 70 y 80 expositores trajeron incontables cajas de piezas antiguas de las profundidades del anterior siglo, trastos enteros o no, chasis rodantes e incluso clásicas americanas listas para rodar de las que sólo encuentras en U.S.A, y aquí, no en cualquier concentración. Nosotros adoptamos un velocímetro H-D de 1941-46 para llevar de vuelta a Würtzburg, que no salió barato, pero en casa costaría más del doble, si fueses capaz de encontrarlo. Casi nos enamoramos de una Sportster de $2.000, pero tuvimos que dejarla atrás de mala gana.

El domingo los últimos bailarines

completaban las vueltas finales. Muchos de ellos ya habían empaquetado sus cosas, y los premios ya estaban entregados. El trofeo “Early Rider” fue para una magnífica Excelsior modelo 7C, el “People’s Choice” recayó en un Knucklehead de 1948, y unos 37 otros premios hicieron que el soleado fin de semana mereciese venir desde lejos. Nos maravillamos de cómo pasó el tiempo, y volveremos a estar allí la próxima vez que nos pidan bailar el Fandango de nuevo.