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¡Deshazte del velocímetro de Corbin!

¡Deshazte del velocímetro de Corbin!

Iniciando el camino hacia Cannonball 2025:

“Un buen velocímetro no es sólo un accesorio, es una necesidad real para todo vehículo a motor”

Y nosotros lo confirmamos desde la perspectiva actual. En 1925 esta frase era aparentemente novedosa. Y no es coincidencia que la cita provenga de un manual técnico publicado por Corbin Screws Inc. New Britain, Connecticut, USA.

La compañía Corbin surgió de la American Hardware Corporation, fundada en 1878, y fabricó no sólo tuercas y tornillos de todo tipo y para todos los usos, desde hornos hasta correas de perros, sino también accesorios para vehículos. Como complemento para los sistemas de frenos, desde 1910 eran primitivos velocímetros para coches, camiones y motocicletas, a veces también bajo la marca Corbin-Brown.

In 1928, el año en que nuestro modelo J fue construida, las motos Harley-Davidson

salían de su fábrica sin velocímetro. Si querías saber a la velocidad que ibas a tumba abierta carretera abajo, tenías que rascarte el bolsillo: En 1918 un velocímetro sin cable costaba 12 dólares. Con cable, piñón de rueda, abrazaderas y lo necesario para la instalación, subía rápido a 25 dólares. Serían uno 500 dólares actuales. En la época era bastante desorbitado. Hoy en día un velocímetro Corbin es un objeto raro, otra forma de decir “muy caro”: Si hay algún velocímetro Corbin funcional que quieras, puedes esperar pagar por él una cantidad de cuatro cifras. Si encuentras a alguien que lo tenga para vender, es lo que hay.

Desde el punto de vista técnico, el velocímetro Corbin

es un “velocímetro de tipo regulador” que trabaja según los principios de la fuerza centrífuga: un cable flexible transmite el giro a través de un piñón en la rueda trasera hasta el velocímetro, que mueve la aguja venciendo la resistencia de un muelle. O como dicen en Corbin, según su literatura: “El velocímetro Corbin-Brown está construido basado en los principios físicos de la fuerza centrífuga. Su regulador centrífugo tiene cuatro pesos equilibrados tan sensibles que responden a la mínima variación de velocidad. Este principio centrífugo de los velocímetros Corbin-Brown es el mismo que se aplica a los reguladores de encendido de los motores. Asegura una regularidad absoluta de giro.”

En un catálogo de 1918, Corbin alababa

sus velocímetros como particularmente fiables e insensibles a variaciones de temperatura, campos eléctricos o sacudidas producidas por carreteras irregulares o pasos a nivel nada menos, pues consisten en “pocas piezas, grandes y fuertes”

Los velocímetros se ofrecían en versiones diferentes: Con un indicador de máxima velocidad para documentar la velocidad punta obtenida; con odómetro de hasta 100.000 millas y con todos los accesorios para conectar el velocímetro a la rueda delantera o trasera. También estaban disponibles con esfera en km/h y mph. Éste último es el caso de nuestro modelo J. Esto nos confirma que también se hicieron para Europa.

Como ya hemos dicho,

los velocímetros Corbin son objetos muy buscados hoy en día. De todos modos, para los propietarios de Harleys históricas como nuestro modelo J, también es importante que los instrumentos de medición sean fiables. Estamos contentos de decir que hemos preparado una selección de piezas esenciales para el funcionamiento del velocímetro Corbin y que te presentamos aquí.

Aún no podemos saber si tendremos que usarlas todas o no para reconstruir nuestra Flying Turtle. Aún queda mucho trabajo.

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El camino a Cannonball 2025
Con el inicio del nuevo año, Wrecking Crew se embarca en un nuevo proyecto: La Cannonball 2025. Una carrera de resistencia a través del continente americano de costa a costa, unos 5000 kilómetros en total. En motos vintage, algunas de ellas con más de 100 años.
Nuestra Harley-Davidson modelo J, llamada “The Flying Turtle”, con la que correremos en 2025 aún no llega a los 100 años, pero no se queda muy lejos al ser de 1928.
La historia de este modelo J se pierde en las tinieblas del siglo pasado, pero sabemos que se incorporó a la flota W&W de V-Twins mediante un par de negocios en Suiza. Desde entonces ha estado en funcionamiento y sin dar ni un problema. Lo que es toda una sorpresa pues ninguno de nosotros se tomó la molestia de mirarla por dentro.
Pero con esa tremenda distancia en el horizonte, con impresionantes cadenas de montañas, carreteras de desierto y kilómetros de soledad que tendremos que conquistar en esas tres semanas y 5000 kilómetros, decidimos desarmar “The Flying Turtle” hasta su última arandela históricamente correcta, inspeccionarla a fondo y reconstruirla exactamente como en Milwaukee hubiesen hecho.
Podrás pensar que se trata de una aventura épica, pero el equipo Wrecking Crew es el ideal para esto:
Paul “The Cyclery” Jung ya lo hizo antes, corriendo la Cannonball del siglo en 2016. Esta vez será el mecánico jefe en el taller del cuartel general en 2024 y a pie de carretera en 2025, llevando el camión de apoyo. La ayuda es sólo legal antes de la salida y tras la llegada de etapa. Su experiencia como juez de la AMCA puede ser de valor en este caso.
Chris Sapper pilotará “The Flying Turtle”. Tiene miles de Km en Harley a sus espaldas y un montón de sabiduría mecánica en su memoria muscular. Gracias a ello puede tener una idea bastante clara de lo que pasa en el interior de la moto y sabe qué hacer si su montura se declara en huelga. Estará involucrado en el proyecto de restauración a las órdenes de Paul desde el día uno.
Aún falta para el banderazo de salida. Ahora andamos ocupados desmontando, evaluando y midiendo todas las piezas, y estamos grabando todo lo que hacemos con “The Flying Turtle”. Cada miércoles habrá una actualización en vídeo de los progresos bajo el título “Miércoles de taller”


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