The Prowl, Bisbee, AZ
The Prowl Promise
Debe hacer un par de años, que por fortuna, aparecimos en el festival chopper “The Prowl” en Bisbee, y nos prometimos volver. Lo pasamos muy bien el año pasado... ¿Y éste?
Con las W&W Baja Twins ya en residencia permanente en U.S.A. La idea era acercarnos con ellas a la pequeña ciudad de Bisbee, Arizona. Esta antigua ciudad minera de cobre y plata (5000 habitantes) ha mantenido una buena parte de su pintoresco centro desde los tiempos en que era la reina de los campos de cobre. Podemos esperar una curiosa mezcla de lejano oeste y estilo de vida hippy.
Y así, nos dirigimos a encontrarnos con Fastlane Jim en las afueras de Tucson, Arizona. Un grupo de bikers se está congregando en esta mañana fría y nubosa en su casa. Desde ahí son unos 160km hasta Bisbee. Rodando dirección sudeste, a través del desierto de Arizona, el grupo de Panheads, Flatheads, Knuckleheads y las dos Baja Twins, diez motos en total, nos acercamos a la frontera de México.
Las paradas a repostar
mantuvieron los depósitos llenos y nuestra temperatura corporal a niveles compatibles con la vida. Engullimos comida, bebida, y nuevos miembros que se unieron al grupo, y tras parar en Corona de Tucson, Huachuca City y Tombstone, las Baja Twins se tomaron un respiro frente al hotel Roman, en Bisbee. Pero sólo por un momento porque la fiesta previa en Naco, justo en la frontera, nos está llamando. A nuestra llegada, la calle enfrente del bar Gay 90's está a rebosar de choppers. Un buen rato para ver amigos, Mariachis, beber cerveza, y el concurso de arranque a patada de Danger Dan. Volvimos al hotel en el frío aire del atardecer y nos tomamos la penúltima en el abarrotado bar St. Elmo, un poco más arriba en la calle.
Tras una corta noche
(estamos en medio del meollo) echamos un vistazo afuera y vimos nieve en las montañas circundantes y en los coches de la calle. Genial. De todos modos arrancamos las Baja Twins y nos vamos a Lowell para desayunar en el Bisbee Breakfast Club. La calle está salida de una película del oeste en blanco y negro, con coches vintage aparcados aquí y allí para darle un toque de incongruencia. Un concesionario de Harley, una tienda de Indian y un taller Chevrolet completaban el cuadro. Todo esto, o casi todo, es propiedad de Jay Allen, un antiguo piloto de carreras y coleccionista de motos, ya hablaremos después de él*, que estamos aquí por las motos.
Diez de la mañana y las calles
se atestan en Bisbee. El sol se eleva, la temperatura sube y las buenas vibraciones con ella. Bonito día, mejores choppers, y un gran show también. El atardecer nos encuentra de vuelta en nuestro abrevadero ya habitual, el bar St. Elmo, aún más atiborrado de gente que ayer. ¿Será que hoy tienen más sed, o por el concurso de camisetas mojadas?
El domingo nos encuentra de nuevo
en Lowell, por invitación de *Jay Allen, el hombre que ostenta 55 récords de velocidad. Él era el propietario del Broken Spoke Saloons en Daytona y Sturgis, y posee un alucinante museo privado justo aquí, lleno de recuerdos de la vida de un piloto, piezas de museo y tesoros de jardín trasero. El paraíso de un cazador. En esta ocasión tomamos la ruta escénica a través del desierto por Sierra Vista. El sol brilla e invita a un rodar relajado, tanto que nos quitamos los cascos. Nos encontramos con nuestros compañeros de ruta en la gasolinera y nos despedimos de Bisbee. Volveremos, y esto es un prowl... perdón. Una promesa.