Party at the Pen, Mansfield, OH

Party at the Pen, Mansfield, OH

3 días entre rejas por tener buen gusto

Se habían reunido unas 200 pruebas en contra de las motos de serie aburridas y de los proyectos caseros sin chispa para esta fiesta en la Penitenciaría Estatal de Ohio, en Mansfield. Un pedazo de edificio de piedra y cemento digno de peli de Hollywood, construido entre 1886 y 1919, para encerrar a los malotes de todos los niveles. Vamos, el sitio ideal para montar una juerga de fin de semana, ¿no crees? El nombre “Fiestón en la Prisión” tiene sentido, y el evento se está convirtiendo en una estrella emergente dentro del calendario motero custom.

Vamos a ver cómo fue el finde:

Viernes: llegan los delincuentes.

Casi 200 choppers, sospechosas de llevar personalizaciones con mucho arte, acabaron encerradas en las celdas. La organización (mitad prisión, mitad fiesta) se lo curró y puso alfombrillas absorbentes para cada moto (con los logos de PatP y W&W bien discretos), porque incluso la Harley más fina suele dejar su rastro de gotitas al estar parada. Y ya que hablamos de líquidos: cerveza fresquita, motos rugiendo a gasolina y gente saltando de bar en bar se juntaron en “The Brickyard”, dentro del distrito del Carrusel. El veredicto: ¡fiesta sin fianza!

Sábado: la muchedumbre al ataque.

Desde las 11:00 de la mañana, las puertas fueron tomadas al asalto por visitantes de fuera, muchos llegando con sus propias motos. Aquello se convirtió en un sueño húmedo para los coleccionistas de clásicos, mecánicos, buscadores de chollos y amantes del custom: una ola de joyas sobre ruedas, piezas raras, hot rods y mercadillo improvisado que los FoPatP (Friends of Party at the Pen) surfeaban de puesto en puesto: comida, bebida, moda, arte, tatuajes… Y como debe ser en una prisión estatal, a las 18:00 se cerraron las puertas y se ordenó: ¡todos a “The Brickyard” que la fiesta continúa!

Domingo: el jurado sigue deliberando.

¿Quién fue el culpable de no apurarse la última birra? El destino fue rápido y cruel: lluvia por la mañana. Los puestos, el mercadillo, la diversión… todo chapoteando en barro durante unas horas. Hasta que el sol volvió para conmutar la condena y permitir que la peña se animara de nuevo. ¡Fiestón en la Prisión!