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El libro del viaje: Cuba

¡QUE CUBA VIBRE! Esta idea anima tanto como una fuerte dosis de una mezcla de ron con Coca-Cola: el encuentro con viejos amigos de Paul, los Harlistas. En La Habana. Damos un pequeño paseo por los alrededores. Y paramos para atornillar en el caso de que sea necesario. Esperamos lo que trae el día consigo. También estuvieron presentes: nuestra Knucklehead ’47 con carburadores dobles y el Panhead ’48.

Nuestro plan es recorrer unas millas hacia la reunión anual de los Harlistas sin algún tipo de preocupación. Ingresamos a la región del tabaco hasta que el camino nos lleva a una playa de ensueño. Dejamos nuestra huella por el malecón con un sol poniente y damos la bienvenida a la noche en el bar Floridita, cuna del daiquiri y el puerto favorito de Hemingway.

La calle frente al taller de Sergio se convierte en nuestro hogar. Café. Charlas. Atornillar. Cerveza. Nuestra Knuckle nos ocasiona problemas y desconcierta. Pero, ¿es acaso muy importante que las motocicletas funcionen perfectamente? ¿Son los días en el taller de Sergio quizás los mejores de nuestra vida? Bebamos una Cuba Libre por eso. Oh, mejor no le ponga más Coca-Cola. Con algunas gotas de limón es suficiente ¡Vamonos!