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Wrecking Crew Diaries
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2008 Canada, Northwest Territories - The Other End of the Road
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Parte 4 - Alguien simplemente tenía que hacerlo

Parte 4 - Alguien simplemente tenía que hacerlo

Se puede considerar como una prueba, una prueba de cuánto una Harley es capaz de aguantar y resistir. Barro, grava, corridas de toros… ya hemos tenido de todo. ¿Pero, 35 grados bajo cero y una ruta de puro hielo? Ahora ha llegado el momento. Preguntamos por el aeropuerto local, el James Gruben Airport. Parece haber mucho espacio y poco tráfico. Y ahí están ellas: las dos máquinas. Un poco precalentadas en el camión – si se puede hablar de “precalentadas“ a una temperatura de 10 bajo cero en el interior del vehículo-, tal vez sería mejor decir predescongeladas. Con las baterías recién cargadas, intentamos resucitar a las motos. Encender. Botón de presión. Y entonces... nada. Es normal, estuvieron paradas por mucho tiempo. Otra vez. Nada. Y otra vez. Nada. Y…nada. ¿Alguna señal de vida? No. Bueno, entonces vamos a arrancarlas remolcándolas. Se ve gracioso, una Harley tirada con una cuerda de 10 metros por un camión MB Vario -muchachos, lo que importa es que la cosa funcione. Lo cual, sin embargo, no hace. Ni siquiera después del quinto intento. No hay otra opción: Tenemos que emparcar las motos otra vez.

El nuevo plan: Arrancarlas en algún lugar caliente. Y después sacarlas al aire libre.

Ahora surge la pregunta, ¿dónde encontrar un lugar con calefacción para preparar las motos? Nos dirigimos a la estación de gasolina de nuestra confianza, la Esso Arctic Service Station en Inuvik, donde vimos que tienen un garaje. A lo mejor tiene calefacción. Preguntamos. Sí, hay calefacción – aunque esto es relativo aquí. Pero podemos utilizar el garaje, si no nos molestan los vehículos de nieve. No, para nada. Y de hecho: existe suficiente espacio para guardar las dos Harleys. Hablando de la relatividad de las calefacciones a una temperatura de 30 grados bajo cero: el piso es una mezcla infernal de aceite y hielo (nieve que entró en el garaje, se derritió, y se congeló nuevamente). Ahora Paul y Peter, los dos escogidos para la expedición sobre el hielo, patinan entre las dos motos y empiezan con el proyecto de la resucitación.

¿Alguien quiere saber detalles?

Es de esperar. Entonces, ¿por qué no te acomodas con una bebida de tu gusto y nos acompañas un rato por un viaje a través del mundo mecánico? Empecemos con la panhead 48: Peter diagnostica una transmisión bloqueada y unos mandos empachosos e inservibles. Parece que alguna humedad residual de Alemania congeló los intestinos de la moto. El frío impidió que el agua emulsionara con el aceite. Con el frío, el aceite se hizo espeso, a la vez que el agua se hizo sólida: a quién le sorprende que la transmisión deje de funcionar. Buena cosa la de tener un soplete en este momento. Después de 15 minutos de pura candela, la moto está lista para un cambio de aceite al O W 30, que promete ser menos sensible (la otra opción era un aceite de transmisión automático, pero fue abandonada por motivos de seguridad). E imagínate: unas patadas después, la panhead está lista para un viaje de prueba por la ciudad. Arriba y abajo, todo perfecto.

¿Y la shovel 2005 de Paul? Pronto los médicos de las V-twin descubren que el S&S Super-E es el culpable del estado de coma de la shovel. Agua residual helada, humedad, la misma vaina que antes. Método de terapia: abrir el cárter de combustión, inyectar el espray de arranque. Patada. Otra patada. Otra vez. Una vez más. Krattakratta-kervrooooottt-vrott, ahí vamos. Decidimos dejar las motos en el garaje calentado… aahh mejor dicho no helado. Al otro día nos damos prisa para llegar a Tuktoyaktuk, tanta prisa, que la rampa de carga se queda en la estación. Ningún problema, con cinco varones fuertes como nosotros, la descarga de una Harley se hace en menos de cinco segundos. Y esta vez: ¡Síííí! El rugido de los dos hierros de Milwaukee resuena por el aire polar.