2024 - Sunburn Chopper Rally, Andalucia, E
Hay viajes que no terminan
Este viaje tiene lo que hace falta para convertirse en uno de esos recuerdos para siempre: Nuestro especialista en acero sueco, Mattias “LeBeef” Andeson, de forma sorpresiva se vio en la exclusiva lista de invitados para el Sunburn Chopper Rally 3.
Una inesperada invitación para un círculo selecto, que tal vez haya tenido que ver con el hecho de que hace un par de años Mattias ofreció un lugar de descanso a unos cansados caballeros que estaban de paso para reposar sus maltrechos cuerpos estando de paso en la edición inaugural del Sunburn en su ruta entre San Sebastián y Barcelona.
En esta ocasión, Andalucía estaba en el punto de mira.
Es un largo viaje desde la lluviosa Bélgica hasta Andalucía, es por eso que el grupo de Belgas y Holandeses enviaron sus monturas por delante y recogieron sus máquinas de Milwaukee (desde Knuckleheads y Panheads hasta Evo-Sportsters) cerca de Valencia, lo que ya los colocaba en las regiones cálidas de España. También a Valencia es donde Mattias pilotó su FXD del 98 desde Barcelona para reunirse con ellos, calentando así el motor para los siguientes días.
A partir de ese punto comenzó el auténtico Chopper Rally. La idea es simple: rodar, repostar, rodar de nuevo, y verlas venir. En Andalucía hay un montón de bellas carreteras secundarias para recrear la vista, y el paisaje es casi de magnitud americana en algunos sitios. Por supuesto, las motos cargaban con todo lo necesario para un viaje como éste, tiendas incluidas. En la primera parada nocturna, el suelo resultó ser bastante hostil: no había forma de clavar una piqueta. Así que sin tiendas. La temperatura era buena, y estando solos en medio de la nada, nadie se tomó la molestia y terminaron durmiendo en el duro suelo. Afortunadamente, en España hay muchas bebidas a tu disposición para coger el sueño. O como hicieron Mattias y otro compañero, se envolvieron en las hamacas que sacaron de las motos y a dormir.
Los días fueron pasando de forma hispánicamente relajada,
las motos charlaban, resoplando y vibrando relajadamente por el magnífico paisaje, haciendo largas pausas para rehidratar a la gente y repostar las máquinas cada dos por tres.
Al cabo de unos pocos días, Mattias tuvo que dejar la ruta planeada y volver a Barcelona, al duro día a día de un trabajador del acero sueco. El resto de la parroquia profundizó en la aventura andaluza, con sus ruedas apuntando a Sevilla antes de iniciar el camino de vuelta, pero no sabemos si todos lo hicieron. Mattias tiene sus dudas respecto a si todos volvieron realmente o alguno de ellos decidió que ese viaje no debería acabar.