Punta Bagna 23, Courchevel, France
Unos días antes de que un puñado de ciclistas se encaramasen a las aireadas alturas de Courchevel 1850, numerosas Harleys hicieron lo propio y se portaron como verdaderos V-Twin para dar a sus pilotos esas relajantes vistas desde las curvas de la carretera hasta el monumental mundo alpino, combinado con un tiempo poco apacible. Pero eso no va a frenar a un auténtico conquistador de montañas, porque se trata de la cita de Punta Bagna, que teníamos marcada en el calendario biker este año. Y de nuevo, en las alturas, todo fue como nos gusta: todo un pueblo vibrando al ritmo de la música de las bandas tocando en el escenario localizado en el centro urbano, y la relajada atmósfera ronroneando como un motor bien afinado. Artistas por todos lados, con alucinantes cascos, depósitos y motos enteras.
Y aún había más cosas por descubrir: dos tiendas del tamaño de una montaña mostraban una fina selección de “Clubstyle machines” y Choppers. Así que cada uno podía encontrar la moto de sus sueños y empezar a echar cábalas sobre qué moto podría ganar el concurso abierto o el “Master Builder”, la competición profesional.
Pero antes de que esos veredictos sean públicos, todas las motos han de pasar la prueba de Punta Bagna para cribar las motos de verdad de las princesitas de remolque: Sólo las que sobrevivan el viaje a Altiport (un aeropuerto para valientes en una pendiente, más conocido por el Tour) sin fallos técnicos pueden optar a la victoria. Hubo una buena lista de premios y especialmente agradable fue que George, nuestro hombre en Punta Bagna, entregó el premio W&W Cycles a Frieda, una joven motera que alucinó a todos con su chopper Panhead de 1964.
Felicidades a ella y al resto de ganadores, gracias a todos aquellos que han hecho la fiesta posible, brindamos por ellos y nos vemos el año que viene en Punta Bagna