>
Party at the Pen, Boise, ID

Party at the Pen, Boise, ID

Veredicto: Condenados a rodar

Cuando en los setenta la factoría llamó a sus modelos “Máquinas de la Libertad” (Freedom Machines), poco se imaginaban que este chopper show y sus instalaciones iban a entrar en profunda contradicción con su lema: “Party at the Pen” ofrece una exquisita selección de custom bikes tras las rejas de una antigua prisión, hoy un emplazamiento histórico, que entre 1872 y 1973 fue la penitenciaría del estado de Idaho.

Para los espíritus sensibles puede resultar un poco extraño pasear cerveza en mano para apreciar motocicletas artísticamente acabadas, cuando en otros tiempos los delincuentes pasaban aquí el resto de sus días e incluso esperando la pena de muerte. Pero no podíamos negarnos a la invitación de Luke (¡Gracias!) y rápidamente despejamos las dudas morales.

Tras un viaje que se nos hizo un poco largo

llegamos a Boise, Idaho, que con 250.000 habitantes presentaba un aspecto limpio y bien conservado, un buen ejemplo de lo que sería una pequeña ciudad poco excitante. O eso pensamos.

Llegamos tarde para el paseo por la ruta panorámica de la Ponderosa Pines (bien mirado, tampoco llevábamos motos), así que nos fuimos al centro de Boise y nos encontramos con una exuberante atmósfera festiva. Es una ciudad universitaria: Buen ambiente y cerveza fría por todos lados. Tras la necesaria rehidratación fuimos a la PPPP (juego de acrónimos para la fiesta previa, o “Pre-Party”) en el club social Shrine, un antiguo teatro y actual bar muy chulo, donde las principales figuras y las jóvenes promesas del custom americano se encontraban codo con codo.

Nos hicimos con otra cerveza y nos introdujimos en la charla: motores, reparaciones, rodar, soldar, pintar, recortar y lo que se te ocurra hasta las tantas.

La mañana siguiente (¿O fue justo después de la fiesta previa?)

la Party at the Pen empezó. Con este show, Boise está escalando hasta el top 10 de los eventos custom en Estados Unidos. Y no sólo por su monumental e histórico emplazamiento, sino por la calidad de las motos de su show. Un montón de Harleys clásicas, Evos incluidos, y excelentes motos británicas. Todas ellas se encontraban alineadas frente a las antiguas celdas de seguridad y en los patios. Los fantasmas de los antiguos reclusos se mezclaban con esos excelentes Knuckleheads, Panheads, Shovels y Evos, dando un extraño giro al concepto de “Freedom Machines”.

Para despejar la cabeza de profundos pensamientos

nos fuimos de la zona de tenderetes que ofrecían de todo, desde cerveza hasta pantalones bermudas, y disfrutamos del muro de la muerte de los hermanos Ives.

Los beneficios del Show van en parte a la Historical Society, para ayudar al mantenimiento de estos edificios y jardines, y en parte a una asociación de ayuda a veteranos heridos y sus familias.

Es realmente una buena razón para marcar este Show en el calendario del año que viene.