Mama Tried, Milwaukee, WI
Mamá estaría orgullosa
¿Lo tuyo son los burn outs sobre la barra del bar? ¿Una carrerita oval el viernes? ¿O un montón de customs de gran cilindrada en el salón? Merle Haggard compuso una canción sobre los intentos fallidos de los padres por hacer de sus hijos gente de bien, titulada “Mama tried”. Y bien, Mama Tried no decepciona aquí, en Milwaukee, Wisconsin, un lugar del que habrás oído hablar antes. El fabricante de burras local tomó el lugar, empezando por la fiesta previa del jueves. Nuestros amigos de LowBrow trajeron unos cuantos barriles de cerveza, propulsando la noche hasta el terreno del burnout: Levantaron una Sporty hasta la barra y... el resto de la noche quedó oculto tras una niebla de alcohol y goma quemada.
La siguiente oportunidad de hacer feliz a mamá
fue la carrera del Flat Out Friday, pues como de costumbre: mangados y a izquierdas! Pero con una diferencia, pues se desarrolla en el Milwaukee Bucks' indoor arena, bajo techo. Y al ser más pequeña la pista que una normal, la rociaron con “sticky soda syrup” para dar a las gomas algo de tracción y llevar la acción hasta el punto de ebullición. Hasta 21 categorías pasaron por la línea de salida, desde “brakeless”, “women's twins” “50 c.c. cuatro tiempos” hasta “Goofball” y “Anything but a motorcycle”, todos muy bien animados por un nutrido público.
Pero lo más importante para los constructores
profesionales y aficionados era la invitación exclusiva al Mama Tried Motorcycle Show que tuvo lugar en el el salón de baile Eagles Ballroom de Milwaukee. Docenas de customs de altísimo nivel, aparcadas en interminables filas bajo las festivas luces de la sala de baile, listas para la oleada de gente buscando hacer negocios. Entre esas máquinas había flat trackers, hillclimbers, choppers, bar hoppers... el gran nivel de artesanía y atención al detalle invitaban al aficionado a echar un vistazo más atento y encontrar esas pequeñas ideas escondidas entre los tubos, las conducciones de aceite, los escapes, las soldaduras inmaculadas, la pintura y el cromo... También había un puñado de vendedores de piezas y accesorios... hasta podías hacerte un tatoo.
Hasta la madre más exigente diría: “Bien hecho, mi niño”