El Diablo Run, San Felipe, Mexico
Al Diablo le encantan los tacos.
Y la birra. También los paseos largos. Perfecto, pues vámonos con el mismísimo Diablo en nuestro grupo de dos ruedas rumbo al El Diablo Run EDR 2025. Nuestras Baja Twins Shovels, más una Harley con cámara (por si hay momentos para recordar... spoiler: ¡va a haber muchos!), arrancan esta endiablada aventura desde San Diego, la ciudad de St. James.
La primera etapa es de unos 100 kilómetros por una ruta bastante tranquila hasta Temecula, donde están los cuarteles generales de Biltwell, los genios que crearon el EDR. Ahí también saben cómo tener una cerveza bien fría lista para acompañar unos buenos tacos. Conocimos gente nueva y tuvimos una noche ¡del mismísimo infierno! :)
Recarga calorías y tira millas.
El viernes arrancamos con un desayuno bien potente en Mo’s Egg House – porque hoy toca tragarse un buen tramo de carretera. Bill, uno de los cracks de Biltwell, va al frente para que no tengamos que mirar la navegación y podamos disfrutar el paisaje. El odómetro no para, y el termómetro tampoco. Mientras que Temecula estaba fresquito a 14°C, Ocotillo nos recibe con unos ardientes 30°C. Pasamos Mexicali y entramos a Baja California... con paisajes de película, como sacados de postales viejas: rectas infinitas en el desierto, curvas amplias, vistas que parecen eternas... y no olvides echar un vistazo a la aguja del combustible. Después de mucho vrroom vrroom, llegamos a San Felipe con otros 450 km en el cuerpo. Hora de celebrar: chelas y tacos en el campamento de Kiki.
Locura en el Malecón
El sábado desayunamos en el malecón de San Felipe, frente al Mar de Cortés. Hora de cambiar un poco... así que pedimos: cercecita y tacos. :) Los tragamos rápido porque en el campamento de Kiki nos esperan unas pruebas para los pilotos y sus máquinas: carrera lenta, cruzar por la tabla, lanzamiento de neumático... ¡ni un minuto de aburrimiento en San Felipe! Por la noche hay exhibición de motos y, cómo no, más tacos y birras.
¡Los chavales están a cien!
¿Hoy qué día es? A ver... ¡ah, domingo! Hora de hacer algo diferente. Al sur de San Felipe está el orfanato Sonrise Haçienda. Con lo recaudado en rifas, venta de merch y donaciones, Biltwell lleva dinero para los niños. También les llevan juguetes y se dan unas vueltas con los peques en la parte trasera de las motos. ¿Otra vuelta? ¡Caritas felices por todos lados! Para rematar, llevaron a un señor de los helados con su carrito – ¡helado para todos!
El norte llama.
Al mediodía en San Felipe, montamos nuestras burras de nuevo para regresar. Pasamos por Ensenada, con un solazo de 30°C, que se va enfriando a 15°C en las montañas. Y claro, como si hiciera falta, nos topamos con viento que parece querer sacarnos de la carretera 3… que ya de por sí está llena de baches asesinos. Pero bueno, al menos los descansos para echar café y cargar gasolina entre bache y bache están buenos.
El Servicio de Neumáticos Express en Baja
Apenas vamos agarrando ritmo cuando uno del grupo no ve un bache profundo y destroza la rueda delantera de su Panhead: llanta, goma, cámara… todo a paseo, y nosotros parados también. Pero como buenos compañeros del camino, sacamos lo que tenemos de herramientas, y mandamos a un rider a buscar un especialsta con las herrramientas necesarias. Parece imposible en medio de la nada, pero esto es la Baja: todo rancho tiene medio taller mecánico en el granero. 90 minutos después, ¡regresa con la llanta lista para montar!
Y llegaron las lluvias
El Diablo se guardó un último golpe: ¡agua! Los últimos 100 kilómetros del EDR nos empapan a nosotros y al desierto lleno de cactus. El lunes seguimos bajo la lluvia por la Ruta del Vino, la México 3 rumbo a Tecatenia, y de ahí de regreso a San Diego. Vemos el odómetro: más de 1,000 kilómetros recorridos por caminos rústicos. Qué demonios, el EDR es definitivamente un paseo del mismísimo diablo.
