Wrecking Crew Diaries
2004 Patagonia - Eat Dust

2004 Patagonia - Eat Dust

The horizon fills with a monumental plume of dust, a flock of Alpacas unblinkingly stare into their impending fate, Armadillos frantically scramble for safety off the road, even the fierce winds that have been punishing the Ruta for days on end seem to hold their breath in awe for a moment. The spectre approaching with the sonorous rumble of big V-twins are of course the 4 Patagonian Riders, on a mission that demands everything from man and machine. The reward however that these four will reap in the end will be worth it. It's the stuff that legends get soldered together with. It's the southernmost beer of the world, Antarctica chilled and served by penguins. Can there be a better reason to hammer down to Ushuaia from Buenos Aires on two rigid framed Knuckleheads, one rigid Panhead and an Evo Sportster? There's nothing that can slow down those 4 tireless riders on their Milwaukee hardware: Even diabolical gravel, hellish crosswinds, devilish potholes, riven gearbox cases, vibrated off stem nuts and overwhelmed drive chains in the end are nothing against the majestical V-twins plowing through epic cinemascope landscapes, the chilled nights and endless asados from South American campfires and the resounding pop of that final, southernmost beer in the world. AAAAAAAAHHH!

El plan
El plan
El 06 de enero del año 2004 a las 21:45 CET cuatro figuras populares de las profundidades aceitosas de las catacumbas W&W empezaron con dos chasis rígidos Knuckleheads, un chasis rígido Panhead (Panamericana-Proven) y una Evo Sportster un viaje de prueba del tipo sin compasión:

Desde Buenos Aires/Argentina hacia Ushuaia, sobre la famosa ruta 40 a través de la Patagonia y Chile hasta la Tierra del Fuego, ahí donde los pingüinos le dan las buenas noches a las ballenas...¿suena esto como un viaje sofisticado? Entonces hay que echar una mirada más cercana: 3000 km de asfalto duro como un hueso - lo que se entiende siempre bajo esto en Patagonia y más de 3000 km de camino de grava – y nos referimos a gra-v-v-va. Vastas llanuras sin civilización, montañas extravagantes y viento que sopla más fuerte que una V-Rod en nitro.
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Parte 1 - A través de Patagonia hasta Tierra de Fuego en 4 vintage Harleys
Parte 1 - A través de Patagonia hasta Tierra de Fuego en 4 vintage Harleys
Principios de diciembre, Wurzburg, Alemania. Cuatro Harley-Davidson están sujetas en sus jaulas. Destino: Buenos Aires, Ruta 40, Ushuaia. Los obstáculos: aviones averiados, cajas de cambios rotas, grava sin fin, vientos huracanados...

Tres semanas después las motos han dejado Europa y los cuatro jinetes de la Patagonia, Joe, Paul, Tommy y Volker salen de Buenos Aires para recoger sus v-twins de 74 ci.: el Knuckle del 46 rígido de Paul con ruedas de 19“ con cambio manual y embrague al pie como el Knuckle del 47 de Joe, la Sportster Evo de Volker muy transformada en off-road (la única que tenía sitio para todo el equipo fotográfico) y por último el Panhead de Tommy, superviviente del barro de la aventura Panamericana.
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Parte 2 - ¡Toma goma, asfalto argentino! (Buenos Aires - Pedro Luro)
Parte 2 - ¡Toma goma, asfalto argentino! (Buenos Aires - Pedro Luro)
La forma de vida argentina fue rápidamente investigada con una visita al local de Epidemia MC: confortable club house, mucho terreno y buena piscina. Un par de bandejas a rebosar de carne y unas cervezas frías casi hacen olvidar a los jinetes por qué están allí. A la mañana siguiente lo recordamos: las motos han llegado a Buenos Aires. Después de liberarlas de sus jaulas, cargamos todo el equipaje. ¡Mañana rodaremos!
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Parte 3 - ¿Algún soplete de acetileno? (Pedro Luro - Puerto Pirámides)
Parte 3 - ¿Algún soplete de acetileno? (Pedro Luro - Puerto Pirámides)
Primera avería: a pesar de las intensivas pruebas, el freno trasero y los muelles de su asiento hacen kaput. Chungo en un rígido. Mientras Tommy pelea sin muelles y semi-frenado, el cuartel general de W&W envía su primer kit de emergencia por UPS con los muy necesitados recambios. „Patagonia comienza aquí“ reza la esperada señal a un lado de la carretera, parece que estamos en el buen camino. Pero a la Sportster de Volker no se lo parece y se queda coja: Dos radios rotos y un pinchazo. Pero la cosa se soluciona rápido y una hora después volvemos a estar en marcha. Dejando Viedma atrás tenemos delante: Nada. Vale, está la carretera, pero a derecha y a izquierda: nada, nada, nada. Ni siquiera una curva en la carretera. Pieles de vaca secándose encima de los cercados, el viento caliente seca nuestros rostros, las motos rugen. Las Grutas, una pequeña ciudad, promete algo más fresco. La que no está más fresca es la conexión de internet. Otra vez no habrá envío de fotos al cuartel general.
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Parte 4 - Pingüinos y correo averiado (Península Valdés - Esquel)
Parte 4 - Pingüinos y correo averiado (Península Valdés - Esquel)
Los cuatro jinetes de la Patagonia deciden dar una vuelta por la península. Profunda y traicionera gravilla, vientos asesinos y malévolo polvo oscureciendo la pista de grava. Paradita en Punta Norte: pingüinos, leones marinos y elefantes de mar, muchos de ellos con sus crías.

¡Cuidado! La cruda realidad de las dos ruedas vuelve pronto. La primaria de Paul necesita un ajuste. Poco después un humo negro surge del tubo de escape de Paul. Rodar por la grava a pocas revoluciones está acabando con las bujías. Nuevas bujías y ¡vrrroooom!, las 74 ci. respiran libremente de nuevo. De vuelta a Puerto Pirámides dejamos descansar a las motos, mañana tenemos un montón de millas por delante.
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Parte 5 - El Reino de la grava (Esquel - Perito Moreno)
Parte 5 - El Reino de la grava (Esquel - Perito Moreno)
Lo siguiente son 400 kilómetros de Ruta 40. Los que significa grava a paladas. Nada más empezar tenemos la sensación de que la Ruta 40 separa a los hombres de los críos. Un biker brasileño, que vuelve del sur en su Yamaha nos da las buenas noticias: la 40 se encuentra en un estado lamentable y él bien parece salido de una turbina. ¡Esto va a ser divertido! No hemos traído las Harleys desde Europa a Sudamérica para dar un paseo dominguero. El día finaliza en un lugar llamado Río Mayo con un asado, para variar. La radio local, que está justo al lado, nos despide con las canciones favoritas de Joe y Volker. La Ruta 40 nos maltrata: es una pesadilla de guijarros y gravilla. Los rígidos no pueden sobrepasar los 40 km/h. Volker, en su moderno Sportster Evo, puede ir más rápido. Así que él avanza, se para y nos saca fotos mientras avanzamos duramente. Carretera de mierda, buenas fotos y motos sin averías.
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Parte 6 - Fatal charco de aceite y giro afortunado (Bajo Caracoles - Tres Lagos)
Parte 6 - Fatal charco de aceite y giro afortunado (Bajo Caracoles - Tres Lagos)
La Ruta nos llama. Pensamos hacer 230 kilómetros hoy. Solo hacemos 50. En un resbalón la rueda trasera de Tommy se queda atascada. Bajo la caja cambios un charco de aceite. ¡No tiene buena pinta, hombre! Por acción divina, un pick up se acerca. Dos escaladores alemanes que conocimos en la posada remolcan el Pan averiado de vuelta a Bajo Caracoles. En un taller de neumáticos descubrimos que el cárter de la transmisión se ha partido de arriba abajo, justo por el eje principal. Bonito material para las „fotos de acción“, pero un serio retraso para los jinetes de la Patagonia. Con el teléfono organizamos el “cambio” de la caja de cambios, que será enviada desde Alemania a El Calafate. Por un buen puñado de dólares Tommy y el Pan se van en camión a El Calafate.

Los otros se levantan temprano, cargan las motos y vuelven a la ruta 40. Es la misma perra de antes: manejable por un par de metros y después vuelve a su estado catastrófico. Volker avanza para tomar fotos. Pero no habrá fotos: pierde el control entre la grava profunda y se la pega. Los daños no son graves: intermitente izquierdo roto y el depósito de gasolina con algunas marcas no deseadas. Tras un cigarrito y algunas respiraciones a fondo, Volker se calma lo suficiente como para continuar.
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Parte 7 - Aceite y glaciar (Tres Lagos - El Calafate)
Parte 7 - Aceite y glaciar (Tres Lagos - El Calafate)
Y seguimos. La Ruta 40 no cambia. Cruzamos el río Leona, y encontramos la misma grava al otro lado. El río Santa Cruz no es mejor. Después de cinco días de sufrimiento la grava acaba: volvemos a nuestro viejo amigo el asfalto negro. La más suave de todas las superficies del mundo. Camino negro al cielo para los v-twins, bendito seas. Los kilómetro son devorados. Bienvenidos a El Calafate, centro turístico de la Patagonia. Aquí nos reunimos con Tommy, que llegó aquí con su moto en la trasera de una camioneta. Ahora solo necesitamos una caja de cambios nueva. Es domingo. Pasa el lunes sin noticias de nuestro envío. El martes nos enteramos de que nuestra caja de cambios está retenida en la Aduana de Buenos Aires. Algún problema con la documentación. Parece que hay una ley argentina contra la importación de cajas de cambios. Esto es América latina, así que contratamos un Agente de Aduanas, que por 200 dólares solucionará nuestros problemas. Tommy se queda esperando y los demás se toman el día libre para ver Perito Moreno, el glaciar en la Cordillera. Este chiquitín se mueve a una velocidad de dos metros hacia el Lago Argentino, Mientras observamos el panorama trozos de hielo del tamaño de edificios se separan del glaciar y caen en las aguas azules.
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Parte 8 - Dos cilindros a tope (El Calafate - Puerto Natales)
Parte 8 - Dos cilindros a tope (El Calafate - Puerto Natales)
Asfalto hasta El Carrito. Aquí volvemos a la grava. Los vientos son del tipo „V-Rod con NOS“. Entre nubes de polvo buscamos el camino a Chile. Nos equivocamos y sufrimos 30 minutos extra de gravilla. Pero nos dirigimos a la frontera. Los policías argentinos pasan de nosotros. La carreta al „no-man‘s-land“ es la peor que hayamos visto, pero tras ver la señal de „Bienvenidos a Chile“ las cosas empiezan a mejorar. Nos dirigimos a la ciudad fronteriza de Cerro Castillo. Pasamos „Aduana y Migración en tiempo récord: 20 minutos. Esto se merece una cerveza. Seguida por otra cerveza y más cerveza. Los últimos cien kilómetros al parque nacional de Torres del Paine tendrán que esperar hasta mañana.
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Parte 9 - Reacción en cadena (Puerto Natales - Rio Grande)
Parte 9 - Reacción en cadena (Puerto Natales - Rio Grande)
Dejamos las sólidas superficies de las carreteras chilenas, donde 80 km/h no representan ningún problema. Al sur de Puerto Natales nos encontramos con viento fuerte de cara. Nos enfrentemos a ellos con la potencia de los 74. El Knuckle de Joe requiere algo de atención. El anclaje de su freno delantero tiene que ser apretado de nuevo. Tommy teme por los cojinetes de la rueda trasera, pero no hay problema. A las tres de la tarde llegamos al Estrecho de Magallanes, a Punta Arenas. El último ferry del día se desvanece en el horizonte. Tenemos tiempo para revisar las cadenas. Joe intenta apretar el tornillo equivocado y parte el tensor. ¡Mierda! Después de unos cuantos juramentos, recurrimos al viejo y honorable sistema de ajustar la tensión de la cadena con el método de la palanca. ¡Bingo! Mientras, nuestra colección de fans de Harley ha ido aumentando. Oficiales de la marina israelí, sus mujeres y un inglés en una BMW 650, que olvida la flema británica por un momento y exclama: „¡Sois verdaderos héroes, tíos!“
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Parte 10 - ¿Pueden nadar las Harleys? (Rio Grande - Ushuaia)
Parte 10 - ¿Pueden nadar las Harleys? (Rio Grande - Ushuaia)
Al día siguiente nos lanzamos sobre esa colección de baches llamada Ruta 3 hacia un bosque encantado. Árboles torcidos por el viento, ramas de todo los tonos de verde, musgo superdesarrollado y líquen plateado, los rayos del sol atravesando las nubes bajas y el croar de misteriosas ranas. ¿Por qué no rodaron „El Señor de los Anillos“ aquí? El nombre del siguiente pueblo: Tolkin.

Seguimos rodando, a través de un infierno de polvo. Sin lluvia durante días, sin viento, cada vehículo levanta grandes espectros de polvo que se mantienen durante minutos sobre la carretera. Los últimos 40 kilómetros hasta Ushuaia son de nuevo de asfalto, lo cual nos parece una buena señal. Hacemos un desvío para ver el Paso Garibladi y finalmente allí está: rodeada de montañas con las cumbres nevadas, rodeada por el imponente Canal de Beagle: Ushuaia. Lo hicimos. Estamos allí. Extrañamente no sentimos la lógica euforia. Ya casi ha acabado.

Para celebrarlo, almorzaremos al estilo de Ushuaia. Así que vamos a los terrenos de „Rugby Club“, donde supuestamente se reúnen los bikers. Pero hoy no. Encontramos el premio cerca del río: banquete con barbacoa y cerveza. El río fluye y tras varias cervezas los cuatro se quedan dormidos.

Hemos llegado un par de días antes de lo previsto, así que se nos ocurren algunas ideas: llevar las motos a la isla de Navarino o ir en avión hasta el Antártico.

Nada de aviones, así que Tommy llega a un trato con el patrón de un barco lo suficientemente grande como para cargar las motos. Necesitamos permiso del consulado chileno. El cónsul se enrolla: „¿Queréis ir a Navarino? No Problem“. Sin embargo tiene algunas dudas sobre la accesibilidad de nuestro destino, Puerto Toro. Solo un „dirt track“, más bien un sendero llega allí. Nada que asuste a un jinete de la Patagonia. El patrón, Mono, accede a llevar las motos en su velero „Mago del Sur“ por 2.000 dólares. No es barato, pero no estamos aquí todos los fines de semana. Quedamos a las seis de la tarde en el puerto.
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