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Wrecking Crew Diaries
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2004 Patagonia - Eat Dust

2004 Patagonia - Eat Dust

The horizon fills with a monumental plume of dust, a flock of Alpacas unblinkingly stare into their impending fate, Armadillos frantically scramble for safety off the road, even the fierce winds that have been punishing the Ruta for days on end seem to hold their breath in awe for a moment. The spectre approaching with the sonorous rumble of big V-twins are of course the 4 Patagonian Riders, on a mission that demands everything from man and machine. The reward however that these four will reap in the end will be worth it. It's the stuff that legends get soldered together with. It's the southernmost beer of the world, Antarctica chilled and served by penguins. Can there be a better reason to hammer down to Ushuaia from Buenos Aires on two rigid framed Knuckleheads, one rigid Panhead and an Evo Sportster? There's nothing that can slow down those 4 tireless riders on their Milwaukee hardware: Even diabolical gravel, hellish crosswinds, devilish potholes, riven gearbox cases, vibrated off stem nuts and overwhelmed drive chains in the end are nothing against the majestical V-twins plowing through epic cinemascope landscapes, the chilled nights and endless asados from South American campfires and the resounding pop of that final, southernmost beer in the world. AAAAAAAAHHH!

Parte 10 - ¿Pueden nadar las Harleys? (Rio Grande - Ushuaia)
Al día siguiente nos lanzamos sobre esa colección de baches llamada Ruta 3 hacia un bosque encantado. Árboles torcidos por el viento, ramas de todo los tonos de verde, musgo superdesarrollado y líquen plateado, los rayos del sol atravesando las nubes bajas y el croar de misteriosas ranas. ¿Por qué no rodaron „El Señor de los Anillos“ aquí? El nombre del siguiente pueblo: Tolkin.

Seguimos rodando, a través de un infierno de polvo. Sin lluvia durante días, sin viento, cada vehículo levanta grandes espectros de polvo que se mantienen durante minutos sobre la carretera. Los últimos 40 kilómetros hasta Ushuaia son de nuevo de asfalto, lo cual nos parece una buena señal. Hacemos un desvío para ver el Paso Garibladi y finalmente allí está: rodeada de montañas con las cumbres nevadas, rodeada por el imponente Canal de Beagle: Ushuaia. Lo hicimos. Estamos allí. Extrañamente no sentimos la lógica euforia. Ya casi ha acabado.

Para celebrarlo, almorzaremos al estilo de Ushuaia. Así que vamos a los terrenos de „Rugby Club“, donde supuestamente se reúnen los bikers. Pero hoy no. Encontramos el premio cerca del río: banquete con barbacoa y cerveza. El río fluye y tras varias cervezas los cuatro se quedan dormidos.

Hemos llegado un par de días antes de lo previsto, así que se nos ocurren algunas ideas: llevar las motos a la isla de Navarino o ir en avión hasta el Antártico.

Nada de aviones, así que Tommy llega a un trato con el patrón de un barco lo suficientemente grande como para cargar las motos. Necesitamos permiso del consulado chileno. El cónsul se enrolla: „¿Queréis ir a Navarino? No Problem“. Sin embargo tiene algunas dudas sobre la accesibilidad de nuestro destino, Puerto Toro. Solo un „dirt track“, más bien un sendero llega allí. Nada que asuste a un jinete de la Patagonia. El patrón, Mono, accede a llevar las motos en su velero „Mago del Sur“ por 2.000 dólares. No es barato, pero no estamos aquí todos los fines de semana. Quedamos a las seis de la tarde en el puerto.
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