The Trip Out, Euston Park, UK
Il viejo Shovel se empapó.
Nos pusimos de agua no una, sino tres veces. Una por Francia hasta el Ferry, ponte y quítate el mono de agua demasiadas veces. La segundas vez fue yendo desde la costa sur hasta el Trip Out. Y la tercera, de camino a casa. Un tiempo endemoniado. Cuando salimos, miramos el radar y pintaba amenazante. Y después se puso peor. Dando lugar a la vieja pregunta: ¿Por qué hacemos esto? Pero había buenas noticias: El propio Trip Out se estaba desarrollando en una milagrosa burbuja de tibio aire mediterráneo durante el fin de semana, mientras que el resto del país se ahogaba en agua. Llegar a la entrada fue maravilloso, con las ropas aún empapadas por la lluvia y ver los prados dorados de Euston Park, tan secos como podían estar bajo el cielo azul de East Anglia, y plagados por cientos de tiendas de campaña. Maravilloso deshacerse de esa ropa mojada. Nos pusimos algo seco, dejamos lo mojado sobre las motos para secar, y de cabeza al bar a por unas merecidas cervezas.
Si no has estado antes en el Trip Out, es cosa
de Anna y Andy, amantes de la música y las viejas Harley chopper, y funciona de la siguiente manera: Hay una enorme zona de acampada para motos (los coches se quedan en otro campo más arriba) rodeada de árboles con una iglesia escondida entre ellos, así que tienes que plantar la tienda lejos del entoldado, de otro modo vas a dormir poco, pero tampoco demasiado lejos, por los lavabos. Entonces te acercas al food truck que te apetezca, te cargas de calorías y lo bajas con una buena cervecita fría del bien surtido bar. Después disfrutas del resto del día escuchando la exótica y loca música, viendo a los Meyer Dancers haciendo su número, charlando con esos amigos a los que no ves desde hace un largo año, dando un tranquilo paseo para descubrir choppers aún más interesantes escondidas entre los arbustos, tomar otra cerveza y repetir tantas veces como puedas.
También encuentras el usual puñado de
Harleys antiguas montadas con mucho talento en la zona de exposición del Show, con trabajos de pintura locos, una boat tail Superglide de aspecto muy auténtico, aunque no original del 71. Había Indian, BSA, Triumph, Sportster, en cualquier fase de transformación rodando y rugiendo, largas barbas, barbas recortadas, un mercadillo (por 1400 libras esterlinas podías hacerte con un rolling chassis y motor Sportster) perros, niños, ropa, sombreros graciosos y el mejor cappuccino en kilómetros a la redonda (para encontrar uno mejor tenías que ir a casa del señor duque, también en Euston Hall). Continuamos: un half pipe, hot rods, furgonas, una carpa chill out en la que proyectan películas olvidadas en una pantalla...
Cuando ya te pesan los párpados, te arrastras
en tu saco de dormir, inhalas el fresco aroma de los campos alrededor y duermes plácidamente hasta que a las tres de la mañana alguien decide arrancar su Panhead a escape libre. Es entonces cuando te das cuenta de la cantidad de cerveza que has ingerido y te apremia. Mierda. Ahora ves que todos están roncando y el vater está a doscientos metros en la oscuridad...
Al día siguiente hubo diversión y juegos: la tabla imposible, concurso de coger salchichas, el de comer tartas, y cómo no, con Andy pasándolo en grande animando a los competidores. Los premios a las motos se entregaron durante el bike show. A comer más hamburguesas. La bomba del freno del manillar suelta necesitaba un reapriete, y antes de darnos cuenta el viejo Shovel pistoneaba de nuevo camino a casa, casi esquivando la lluvia al llegar a Dover.
Anna y Andy! Os vemos el año que viene!