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Wrecking Crew Diaries
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1996 Panama - Mud of No Return
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Día 10, miércoles 10 enero

Día 10, miércoles 10 enero

La noche es corta, el despertar un suplicio y el camino hacia Yaviza, el punto final de la Panamerica, aún está lejos. Aún más lejos, ya que uno de los neumáticos produce un efecto débil en el siguiente pasaje de barro y oscila desorientado sobre la llanta de un lado a otro. Sin embargo, lo cuatro pan-tásticos siguen luchando hasta que debieron constatar que la válvula se había roto de la manguera. Que bien que uno lleva consigo un Super-Especial-Tours- Easy-Lift que también podría ser usado como un bidón de combustible en caso de emergencia.

¡Zona de Peligro! Una fuja en unos de los bidones puede conducir a una estricta prohibición para fumar durante el cambio de neumáticos. Entonces: a la carretera, o mejor dicho, a lo que queda de ella. A continuación, los huecos, ya antes mencionado con frecuencia, son tan grandes que toda la carretera es sólo un único hueco y estos están hasta el borde llenos de lodo.

Con cada metro se adentraban las Pan-Americanas con más profundidad en la ciénaga viscosa. Aquí, el todoterreno, que al comienzo había sido tan útil y práctico, se convierte en el problema principal para superar los siempre recurrentes pasajes de lodo de 50 hasta 150 m de largo: los surcos, que “El Tractor” un Big-Foot-Toyota remodelado recorriendo la ruta como polícia-taxi-transporte-ADAC, deja, tienen 40 cm de ancho y de profundidad. Lo suficientemente ancho para que las motocicletas – aunque también con aceleración – pasen, pero muy profundo para el todoterreno. El motor se para una y otra vez. Sólamente gracias a la ayuda de un par de indios que pasaban por casualidad por ahí y de árboles entrecortados y toneladas de piedras – ténganse en cuenta que había 40° en la sombra y 200% de humedad – se consiguió liberarlo. Este procedimiento se repite continuamente y tiene un impacto negativo en la velocidad del viaje: en 6 horas apenas sólo 5 kilómetros.

Y aún faltaban 20 km hasta Yaviza, el último asentamiento importante antes de Colombia. Debido a unos cálculos aproximados que demostraban que el viaje duraría aprox. hasta el año 2027, se decidió que Klaus & Wolfgang continuen el viaje con las motocicletas, mientras Gerardo y Darius se encargarían de cuidar el todoterreno. Los otros dos organisarían – si es que pueden conseguir pasar – „El Tractor“ que pondría al todoterreno en seguridad.

Solamente con motocicletas se logra seguir un poco más rápido. Pero una y otra vez, las colinas decoran el camino y forman una especie de puente temporal sobre árboles caídos. Pero como los dos no pueden ver lo que hay detrás, deciden separase: uno sube, obserba y luego informa. Wolfgang va primero y lo que e detrás, es el puro horror fangoso. Fango, lodo y cieno hasta el horizonte y ninguna huella de un tractor. Wolfgang no lo quiere reconocer y regresa. Él deja que Klaus verifique. Pero él también reconoce que el viaje ha finalizado aquí.

No queda tiempo para lágrimas de decepción, pues ahora lo importante es seguir el camino de regreso y llegar al todoterreno antes de la puesta del sol. Esto apenas se logra. Los otros dos, mientras tanto, han encontrado a un indio en cuyo terreno pueden colgar las hamacas.

Ya que durante la exploración se acabaron las últimas reservas de agua, se ve con mucho placer un arroyo que está murmurando cerca de ahí. Después que todos se han refrescado lo mejor posible en el agua temperada, los cuatro se encargan de desinfectar el agua con el filtro Katadyn y hacerla potable. Como sólo se consigue un medio litro de agua bombeando una media hora y para esta ganacia se necesita un medio litro de líquido corporal, se ignoran las advertencias y uno toma así nomás. El par de amebas …