Utilizamos cookies para analizar, anunciar y mejorar nuestro sitio web. Para obtener más información consulte nuestra Declaración de protección de datos.
>
Wrecking Crew Diaries
>
2004 Patagonia - Eat Dust
>
Parte 10 - ¿Pueden nadar las Harleys? (Rio Grande - Ushuaia)

Parte 10 - ¿Pueden nadar las Harleys? (Rio Grande - Ushuaia)

Al día siguiente nos lanzamos sobre esa colección de baches llamada Ruta 3 hacia un bosque encantado. Árboles torcidos por el viento, ramas de todo los tonos de verde, musgo superdesarrollado y líquen plateado, los rayos del sol atravesando las nubes bajas y el croar de misteriosas ranas. ¿Por qué no rodaron „El Señor de los Anillos“ aquí? El nombre del siguiente pueblo: Tolkin.

Seguimos rodando, a través de un infierno de polvo. Sin lluvia durante días, sin viento, cada vehículo levanta grandes espectros de polvo que se mantienen durante minutos sobre la carretera. Los últimos 40 kilómetros hasta Ushuaia son de nuevo de asfalto, lo cual nos parece una buena señal. Hacemos un desvío para ver el Paso Garibladi y finalmente allí está: rodeada de montañas con las cumbres nevadas, rodeada por el imponente Canal de Beagle: Ushuaia. Lo hicimos. Estamos allí. Extrañamente no sentimos la lógica euforia. Ya casi ha acabado.

Para celebrarlo, almorzaremos al estilo de Ushuaia. Así que vamos a los terrenos de „Rugby Club“, donde supuestamente se reúnen los bikers. Pero hoy no. Encontramos el premio cerca del río: banquete con barbacoa y cerveza. El río fluye y tras varias cervezas los cuatro se quedan dormidos.

Hemos llegado un par de días antes de lo previsto, así que se nos ocurren algunas ideas: llevar las motos a la isla de Navarino o ir en avión hasta el Antártico.

Nada de aviones, así que Tommy llega a un trato con el patrón de un barco lo suficientemente grande como para cargar las motos. Necesitamos permiso del consulado chileno. El cónsul se enrolla: „¿Queréis ir a Navarino? No Problem“. Sin embargo tiene algunas dudas sobre la accesibilidad de nuestro destino, Puerto Toro. Solo un „dirt track“, más bien un sendero llega allí. Nada que asuste a un jinete de la Patagonia. El patrón, Mono, accede a llevar las motos en su velero „Mago del Sur“ por 2.000 dólares. No es barato, pero no estamos aquí todos los fines de semana. Quedamos a las seis de la tarde en el puerto.

El puerto para yates son un montón de pantalanes. El barco de Mono está en la tercera fila. Hay que mover algún barco, pero no hay ni rastro de los dueños. Nos vamos comer una pizza.

A la vuelta ningún barco se ha movido y Mono ha desaparecido. Vuelve horas más tarde y lleva el barco hasta el final de los pantalanes. Deja un hueco de un metro que llena con dos planchas de 20 cm de ancho. De algún modo conseguimos cargar las motos sin tocar el agua salada. Todo se deja bien amarrado, ya que el canal es famoso por ser agitado.

Pasada la medianoche „El Mago“ sale del puerto. Fuera, en el canal, las cosas se ponen dificilillas. La velocidad del viento alcanza los 60 nudos. La misma velocidad a la que la pizza de Paul es expulsada. Las caras pasan de color verde a color morado. Cruzar debería llevarnos 5 horas, pero tras 2 horas de mareo todavía vemos las luces del puerto. El patrón ha decidido prudentemente volver y retrasar la travesía de nuestras Harleys devoradoras de gravilla por el Canal de Beagle para otra ocasión.

Los cuatro jinetes de la Patagonia celebran su feliz rescate con una barbacoa y cerveza. En los días siguientes se dedican a comprar regalos, los pingüinos fueron los más solicitados, antes de decir:

„¡Hasta luego Argentina y Chile, muchas gracias por una aventura inolvidable!“.

Volvimos a Europa en avión como quien despierta de un maravilloso sueño. ¡Vaya viaje!

Traducción por cortesía de Biker Zone Magazine, la revista más veterana dedicada al mundo H-D y custom de España. Muchas gracias!