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Wrecking Crew Diaries
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1996 Panama - Mud of No Return
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Día 8, Lunes, 8 de enero de

Día 8, Lunes, 8 de enero de

Las provisiones están completas, nuestra ropa huele fresca como una brisa de primavera y la carretera hacia el Sur nos llama. Partimos en dirección a Chepo, y en los primeros 100 kilómetros nos va bien. Después, el asfalto termina. Y la lluvia comienza. Una de las motos decide que no le gusta la lluvia, y en vez de enfrentarla, salta el contacto del encendido. Por casualidad, es la que no hizo el viaje de prueba de 1000 kilómetros por España.

Los muchachos aprovechan la situación para cambiar el distribuidor. Después de haber sacado con unos golpes de martillo precisos varias estrías de refrigeración, los cuatro mecánicos se dan cuenta de que el distribuidor es desmontable in situ. Bueno, ¿quién necesita estrías? Ya estando en eso, cambian también los contactos y ajustan el encendido. Después, regresan a la ruta de grava. Las piedras grandes y pequeñas en el camino fatigan a los Cuatro Pantásticos, igual que la lluvia. Poco a poco se siente como viajar en un submarino.

Pero como es característico de los submarinos, a veces salen a la superficie. Y qué mejor motivo para hacer esto que uno de los paraderos al lado de la carretera. Los muchachos llenan sus estómagos agitados con buenos trozos de pollo y cerdo, y admiran la carretera de asfalto que es la atracción turística de este pueblito.

Después de subir y bajar un par de veces por la calle principal, para no olvidarse de lo bueno que puede ser una calle, los muchachos se dedican a cosas entrenidas, como hacer competencias de quien tiene los dedos más ablandados por la lluvia. Darius recibe un 7.3 y gana sin dejar lugar a discusiones.

ste es todo el entretenimiento que tenemos porque, como buenos conocedores del Trópico, sabemos que en esta zona a las 6 pm la oscuridad ya reina sobre el día. Así que los cuatro avanzan con afán, en busca de un motel, un hotel, un garaje, o lo que sea. Sin embargo, lo único que se parece, más o menos, a un lugar donde conseguir una cama para dormir, es un pueblo de los indígenas kuna.

Un poco de negociar, y el techo sobre las hamacas está asegurado. El pago se hace con azúcar, harina y enlatados, la moneda perfecta en un lugar donde el próximo supermercado está a una distancia de 250 millas.

La ceremonia ya tradicional de reducir las reservas de cerveza al anochecer, en la cual también participa el cazique, se interrumpe por los primeros contactos con mosquitos y cucarachas enormes. El repelente de la US Army resulta muy eficiente contra los mosquitos, mientras que las cucarachas son atacadas de manera eficaz con el pulverizador Baygon. ¡Pffnz! Con un gran estallido estremecedor que se escucha por toda la selva, los bichos gigantes dicen adiós a este mundo. Mejor no intentarlo en casa. Un espectáculo que es, sin embargo, enseguida vengado por La Gran Cucaracha, con una pesadilla tremenda:

Adormecidos, los cuatros están acostados en sus hamacas cuando de repente se escuchan unos zumbidos por el follaje. Con fuerza intentan abrir sus ojos, sólo para verse rodeados por miles de cucarachas gigantes, armados hasta sus dientes débiles con logos Honda y pegatinas Yamaha. Con cables de encendido esposan a los Cuatro, los arrastran encima de una montaña de arroz y los amarran a dos horquillas show gigantes. Después, la tortura empieza: las dos panheads se envuelven con las pegatinas, se acerca un gran camión y baña las motos con galeones de Baygon. ¡Pffnz! Con un gran estallido estremecedor que se escucha por toda la selva, las big twin explotan sacudiendo a los cuatro de sus sueños. Gracias a dios, las motos todavía están donde las dejaron anoche.