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Wrecking Crew Diaries
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1996 Panama - Mud of No Return
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Día 4, jueves 4 de enero

Día 4, jueves 4 de enero

Puntualmente a las 8am, más bien a eso de las 9am, empieza el viaje con dirección a la carretera Panamericana. De forma relajada uno toma rumbo al Cerro de la Muerte, el paso de la muerte. Pero incluso en la fase de inicio se hace una parada inesperada: de manera rutinaria, la policía local realiza controles de tráfico como medida de disuasión contra el robo de vehículos. Durante este encuentro con las fuerzas del orden local se demuestra una vez más que incluso un reloj de mano con las dimensiones de una tapa de primaria no puede ser nunca tan grande – sobre todo cuando El Comandante lo lleva puesto – ya que el control dura solamente la mitad de lo que habitualmente duraría.

Después, durante el recorrido por el Cerro de la Muerte la temperatura cambia de calor tropical a unos refrescantes 0° en 3500 m de altitud. Esto ocasiona un verdadero desafío no sólo a lo que se refiere la tecnología de ropa, sino también una buena y extraordinaria razón para el cambio de conductor.

Gerardo y Darius se emrumban cuesta abajo, y antes que se unan a los otros, tuvieron un encuentro de muchas toneladas. Con mucho dinamismo doblan de una curva vertiginosa e interminable a una recta corta, y justo ahí se les aproximan dos camiones. Estos estaban distribuidos de manera poco hábil en el carril izquierdo y derecho, además los dos juntos eran más anchos que la vía. Por suerte la cuneta es suficientemente ancha y con acolchado suficientemente blando, y gracias a la rápida reacción de los dos se impidió una tragedia. Pero un camión no pudó evitar darle un pequeño golpe a Gerardo.

Cuando ellos encontraron a Wolfgang y Klaus, uno de los camioneros arrepentido estaba repartiendo piñas de su carga como consuelo. Las abolladuras más graves fueron arregladas, los conductores fueron intercambiados nuevamente y el viaje siguió su curso con Darius y Wolfgang al frente del manillar hacia San Isidro de El General – en medio de la reserva natural Río Macho.

Detrás de San Isidro las curvas se disminuían significativamente, pero a cambio de esto, una especie de reserva natural aparece como un conjunto de baches maliciosos. Pero, en realidad esto no debe ser una razón de queja durante un viaje de prueba. ¿Y también en dónde? Seguro que no en el poblacho de la frontera Paso Canoas, donde los cuatro pan-tásticos dejan Costa Rica y en tierra de nadie hacen descansar el cóccix sacudido en cuatro confortables camas tan pequeñas como caja de zapatos. Las motocicletas son aparcadas elegantemente por sugerencia del mánager del hotel en el lobby...