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2018 - Rockin' da Rock

2018 - Rockin' da Rock

Con el cambio de estaciones, el verano en Savoya se vuelve amarillo. Un vehículo mítico serpentea desde las cálidas planicies hasta las frescas laderas de la montaña bajo las nubes. Máquinas de gran cilindrada se arremolinan a su alrededor, pilotadas por batallones con casco cuya brújula interna está firmemente orientada a la diversión este fin de semana.

Cuando el cartel de la última horquilla reza "Valloire/Punta Bagna", el mostruo amarillo se desplaza hasta para entre stands de venta, motos aparcadas y más motos llegando. Tenemos la sensación de que esta fiesta podría ser muy grande.

Durante el viernes, largas comitivas

de moteros, no de toda Europa sino de todo el mundo, suben atronando montaña arriba para unirse al Magic Bus de W&W en el fino aire de las alturas. Las choppers estaban reunidas alrededor del bus, la mejor base para el programa de entretenimiento. Un Wall of Death, el Burn Show, el Builder's Camp, artistas de la pintura y la piel, y por supuesto, la carpa del Bike Show. Aquí se montan máquinas tan importantes que merecen un segundo y un tercer vistazo.

Pero aún les queda el reto más importante. Si quieres participar en el trofeo King of the Mountain, y ganar el motor S&S que le acompaña, tu moto ha de superar el ascenso de 18,6 kilómetros y un desnivel de 1.237 metros en vertical hasta el puerto de Galibier, a 2.642 metros sobre el nivel del mar, bajo el ardiente sol y con sus propias fuerzas. Y abajo otra vez. A ver cómo se las apañan los que van sin frenos... A pesar de no ser una carrera, sigue siendo una dura prueba para motores, frenos y las habilidades de los pilotos.

Pero antes de que todo esto ocurriese, los organizadores habían colocado a los Lords of Altamont en el escenario grande, con su mezcla de presión sonora y grunge depresivo.

Es sábado, y toca "¿Galibier? No. ¡Galibeer! ¡Galibirra! ¡Vamos allá!"

Después del que las motos del show coronasen el gran Galibier, llegó el momento de el verdadero plato fuerte del finde, el Girl's Run. A la llegada de su ruta hasta la cima, 25 chicas sonrientes animaron los flashes de la prensa.

Para variar, nos echamos un paseo por los callejones de Old World en Punta, para probar la comida y ver si encontramos alguna celebridad de las tuercas como Bill Dodge, de Bling's Cycles, que borra de su cara su legendaria sonrisa tal y como le enfocas con la cámara...

En los momentos más tranquilos, nos tomamos un aperitivo, zanganeamos alrededor del bus, bebimos a la salud de las cumbres que nos rodeaban, de nosotros y de nuestros juguetes favoritos. Las bandas hicieron su parte aportando la banda sonora ideal a la noche.

Domingo por la mañana, y es la hora del juicio. 65 motos están esperando sentencia, cada una de ellas sobresaliendo en uno o más aspectos. Conceder los puntos no es para mentes distraídas.

Cinco máquinas alcanzan el destello de los focos:

El Shovel de David AVAT'ART se hizo con la mejor pintura. También en la palestra estuvo el fabuloso Shovel de Virginie, el café racer de Christophe y El español Enrique y su fabuloso Sportster Ironhead. El más alto honor correspondió al suizo Stephane con su Knucklehead, ganando el trofeo King of the Hill 2018 y el motor S&S. El alcalde estuvo para las felicitaciones, la prensa tuvo su foto, el vencedor fue sepultado en regalos y trofeos... sin olvidar el champán.

Gracias a Manu y su equipo por su organización impecable y su creatividad, nos divertimos hasta hartarnos. Nos veremos de nuevo el año que viene, con un décimo aniversario para celebrar. El bus casi se conoce de memoria el camino.